30 de abril de 2013

China-UE: ¿win-win o realpolitik en estado puro?

(Publicado en PassimBlog)
La semana pasada tuve la ocasión de participar en la cuarta edición del Foro de Alto Nivel de partidos Políticos Europa-China, que se celebraba en Suzhou (provincia de Jiangsu, ) los días 22 y 23 de abril bajo el lema “Promoting  Cooperation for new breakthroughs in China-Europe Relations“. Este tipo de reuniones, organizadas por el Departamento Internacional del Partido Comunista de China () tienen como objetivo reforzar los lazos entre el  con todos los partidos políticos europeos, sean del signo que sean (si están en el Gobierno, o si tienen posibilidades de gobernar, mejor). Así, en este evento se dieron cita un conjunto muy variopinto de representantes de diferentes partidos europeos, desde partidos comunistas y socialdemócratas (con una larga y sólida tradición de relaciones con el ), hasta partidos liberales y conservadores como el PP de España, el FIDESZ de Hungría o el VVD holandés entre otros.
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Partido y Estado
La importancia de este evento viene dada por el solapamiento que existe en este país entre el partido y el Estado. De esta manera, el sistema chino de poder está basado en una estructura dual y muy solapada entre Estado y el partido único (PCCh), en el que el segundo impera sobre el primero. Con aproximadamente 60 millones de miembros y 3.400.000 organizaciones de base, el PCCh constituye el mayor partido político del mundo. Sus miembros controlan todas las organizaciones políticas, sociales y económicas del país. La confusión entre el partido y el Estado es tal que los empleados del primero forman parte de la nómina del Estado, como si de funcionarios públicos se tratara. Sin  embargo, la Constitución china no otorga ningún poder político formal al PCCh, no existe ningún mecanismo real de control y equilibrio horizontal de poderes.
Por su parte, el Departamento Internacional (DI) del Comité Central del PCCh es un organismo dependiente del Comité Central del partido, y está a cargo de dirigir sus relaciones exteriores con otros partidos políticos. El Departamento fue creado en 1951 con el objetivo de supervisar las relaciones con los partidos comunistas, especialmente el Partido Comunista de la Unión Soviética y del bloque socialista. Su mandato se hizo especialmente relevante después de la ruptura sino-soviética, ya que el Partido comenzó de manera más activa a buscar apoyo a su posición entre el resto de partidos comunistas. En la década de 1980, bajo el gobierno de Deng Xiaoping, el DI amplió su misión para incluir las relaciones con partidos no comunistas y se apartó de objetivos abiertamente revolucionarios. Con el fin de la Guerra Fría y el colapso de la Unión Soviética, la misión ampliada del DI de comprometerse con partidos de todo el espectro político cobró mayor relevancia. Actualmente, el DI está dirigido por el Ministro Wang Jiraui, y cuenta con cinco Viceministros y dos Ministros Asistentes, mucho más influyente en su materia que el propio Gobierno, evidentemente.
China y UE: un complicado juego de intereses
Nadie discute que China va a pasar a ser la primera potencia mundial en menos de diez años, desbancando a unos Estados Unidos que no encuentran la manera de frenar el ascenso del gigante asiático. A China se la suele calificar con tres superlativos en inglés; the largest, the fastest, the biggest: es el país con más población (más de 1.300 millones de habitantes), su economía crece rápidamente, siendo desde 2011 la segunda economía mundial tras superar a Japón, y contando la mayor reserva de divisas; y es el mayor exportador del planeta, así como el mayor consumidor de energía. Con China todo son superlativos, aunque no sólo en términos positivos ya sea por la desigualdad campo-ciudad, el hukou, la burbuja inmobiliaria, la brutal contaminación o susinversiones polémicas fuera de su vecindario.
A nivel formal, diez años después de la aprobación del Partenariado Estratégico UE-China, basado en el Acuerdo comercial y de cooperación UE-China de 1985, la cooperación entre estos dos actores ha ido creciendo para incluir materias como asuntos exteriores, cuestiones de seguridad y retos internacionales como el cambio climático y la gobernanza económica global. Sin embargo, quedan todavía muchos ámbitos en los que seguir mejorando. Beijing siempre ha preferido una relación bilateral con los Estados Miembros de la UE al considerar que los europeos son más débiles y propensos a aceptar sus tesis cuando actúan por separado. Pese a que China ha apoyado al proyecto del euro en sus horas más bajas, últimamente esta tendencia se ha acentuado con la crisis elevando sus relaciones con Alemania mientras invierte e incrementa su influencia en los países del sur de Europa con mayores dificultades económicas.
En cuanto al papel de España en la UE respecto al Imperio del Centro, es bien sabido que lleva años reclamando ser “el mejor amigo de China en Europa” independientemente del color del Gobierno de turno. De esta forma, España ha sido el único Estado miembro de la UE que ha reclamado comenzar a debatir a nivel comunitario el levantamiento del embargo de armas que pesa sobre China desde 1989 y ha planteado el reconocimiento del estatus de “economía de mercado plena” para este país que son las principales demandas que Beijing hace a la UE. Así, durante la presidencia española del consejo de la UE en 2010, Madrid se mostró especialmente comprensivo con las posturas chinas y siempre ha mostrado un perfil bajo ante los conflictos en Taiwán, Tíbet o Xinjiang o las reclamaciones de Derechos Humanos. Por otra parte, las autoridades españolas suelen recordar que las relaciones entre ambos países no son recientes sino que datan de tiempos del Galeón de Manila.
En este tipo de foros, suelen abundar los discursos formales, positivistas con escasa o nula crítica. Por la parte europea, se insistió en el enorme potencial que supone China en todos los campos, en los beneficios que está reportando a la economía europea su compra de bonos a diferentes países en serias dificultades (como en el caso de España), o en proseguir con la colaboración en temas comerciales para favorecer la implantación de empresarios europeos en el país asiático. China está en un periodo de transición desde una economía productora basada en las exportaciones a una en la que el consumo interno tenga un mayor peso por lo que representa un mercado con un potencial enorme para las empresas europeas que puedan y sean capaces de aprovecharlo. Aunque es difícil conocer los trámites, los procedimientos, las normas culturales e informales para tener éxito. Es común afirmar que lo importante no es tener dinero, o conocimientos, sino poseer un buen guānxi (una mezcla entre tejer una red de contactos, tener influencia y trato de favores).
Cuando se saca el tema de los derechos laborales en China y sus consecuencias en el desempleo en Europa, o el de los Derechos Humanos, los representantes chinos sonríen y argumentan que “entendemos los derechos humanos de manera diferente”, y que hay que seguir cooperando. Pero uno de los ámbitos en los que los representantes europeos pusieron mayor énfasis fue la necesidad de que China, además de ser un actor clave en la escena mundial (que ya lo es), se convierta en un líder en materias y conflictos clave, como la lucha contra el cambio climático, la salida de la crisis global, o la resolución de dossieres tan complicados y que amenazan la paz a nivel global como Irán o Corea del Norte. China es una superpotencia económica que no termina de convertirse en una superpotencia política ¿Por qué no quiere China liderar estos temas y afianzar así su posición económica y política en el mundo? Algunos analistas afirman que liderar significa comprometerse, y eso conlleva ciertos sacrificios, como en el caso de la reducción de la contaminación o en el del delicado conflicto de su vecino Corea del Norte, tal como ya comentaba Gonzalo Toca en su reciente post en Passim.
Por la parte china, se insistió en la necesidad de seguir cooperando en sectores en los que ellos consideran que Europa tiene  un mayor potencial: educación, asesoría, diseño, ingeniería, turismo ybranding. Así, los delegados chinos hicieron hincapié en las cifras de intercambios educativos: actualmente unos 300.000 ciudadanos chinos estudian grados universitarios en Europa, mientras que unos 54.000 estudiantes europeos están estudiando grados (completos) en China. A nivel político, consideran esencial el intercambio periódico de jóvenes líderes europeos con líderes políticos chinos. Creen que esta es la mejor manera de acercar ambas culturas, derruir mitos y prejuicios y mejorar el entendimiento y cooperación entre Europa y China, en el presente, pero sobre todo de cara al futuro.
Es un privilegio poder viajar a un país como China y comprobar de primera mano su ebullición y despegue que hace correr ríos de tinta en medio mundo. La comida es excelente, los paisajes y la historia riquísima y todo lo que tienen por delante es simplemente fascinante, en especial si se proviene de un continente al que todo mundo ve en decadencia. Sin embargo, el consumismo desaforado de la minoría privilegiada, las enormes desigualdades, la terrible contaminación, el nuevo brote de gripe aviar, la persecución a ciudadanos que critican el régimen o el bloqueo al acceso a las redes sociales como Facebook o Twitter (por suerte no han dado todavía con Instagram) te deja un poso tan agridulce como el de la famosa salsa.
#travelsandpolitics
Suzhou es una de las ciudades más antiguas de China, que remonta al siglo VI a.C, y que se sitúa en la parte baja del río Yangzi, a orillas del lago Taihu, en la provincia de Jiangsu. Tiene unos 10 millones de habitantes y es la cuna de la cultura Wu. Dejando en el pasado su importancia como centro de la industria de la seda, en la actualidad Suzhou es una de las ciudades más visitadas de China gracias a sus canales, puentes de piedra, pagodas e impresionantes jardines. Suzhou cuenta con un proverbio chino muy conocido que dice: “En el cielo está el paraíso, y en la tierra están Suzhou y Hangzou”.
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Qué ver en Suzhou:
  • Paseo en góndola por los canales: Suzhou es conocida como la “Venecia China” debido a los canales que recorren la ciudad. Un paseo en góndola puede ser una buena forma de contemplar la ciudad desde otro punto de vista.
  • Jardín del Administrador Humilde: Construido en el siglo XVI este jardín de 12 hectáreas está formado por agradables lagos, pabellones tradicionales y una frondosa vegetación.
  • Ping Jiang: aún conserva el antiguo pavimento empedrado y las tiendas mantienen los estilos arquitectónicos tradicionales como si no hubiera pasado el tiempo.
  • Shan Tang Jie: Aunque los antiguos edificios de esta zona fueron renovados hace tiempo, esta calle de más de 1.500 años de antigüedad transcurre junto a uno de los canales constituyendo un hermoso paseo repleto de pequeñas tiendas y tranquilos cafés.

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