30 de septiembre de 2013

Descubriendo Santo Tomé y Príncipe: el centro del mundo

(Publicado en PassimBlog)

 no está en el Caribe. Este país-archipiélago, formado por dos pequeñas islas en el Golfo de Guinea, enfrente de las costas de Gabón y de Guinea Ecuatorial, todavía es muy desconocido para la mayoría de la población –que frunce el ceño para intentar situar en el mapa este país- a excepción de los lusófonos.  Con una superficie de 1.001 km2 (un poco más grande que la isla de Menorca) y una población de 186.000 habitantes, STP es el segundo país más pequeño de, después de Seychelles, y se sitúa justo en el centro del mundo, donde cruza el meridiano de Greenwich con la línea del Ecuador. El lema del país es “leve-leve” (algo así como “con la calma”), y sus habitantes lo repiten como un mantra cada vez que un “branco” se pone nervioso por el ritmo de los santotomeses.
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A mediados del siglo XV navegantes portugueses llegaron a estas islas, para entonces deshabitadas, y las poblaron principalmente con presos de Portugal y esclavos provenientes de Cabo Verde y Angola (además de 2000 niños de origen sefardí exiliados de España). El país es una mezcla de colores y acentos, con el  -con un fuerte sotaque africano- como lengua oficial pero con diferentes dialectos, como el forro, el angolar o el criollo caboverdiano que recuerdan los diversos orígenes de sus habitantes.
A pesar de que en el 1500 era el mayor productor mundial de azúcar, en el siglo XIX se introdujeron dos nuevos cultivos, el café y el , y gracias a la gran fertilidad de su suelo y al clima benigno, STP llegó a ser el mayor productor de  del mundo en el 1908. Cuando Portugal abolió oficialmente la esclavitud en 1876, el sistema de “roças” (grandes plantaciones administradas por compañías portuguesas) siguió vigente con trabajadores remunerados, a pesar de que muy a menudo se denunciaban prácticas abusivas.
 y Príncipe alcanzó la independencia en 1975 tras la “Revolución de los claveles” pero la salida de los portugueses, como en tantos otros casos de descolonización, fue demasiado repentina y STP paga todavía hoy las consecuencias. El Movimiento para la Liberación de  y Príncipe (MLSTP), partido de corte comunista que protagonizó la lucha política por la independencia, gobernó el país durante 14 años de transición en un régimen de partido único respaldado por la Unión Soviética. La democracia multipartidista no llegó hasta 1990 y desde entonces se han sucedido 15 gobiernos, dos golpes de Estado y algunas mociones de censura.
stp222Esta inestabilidad política no contribuye a mejorar la muy deteriorada situación de los santotomeses. Este diminuto país de belleza natural imponente y descarada, cuenta con unos índices de desarrollo humano y económico dramáticos. Según datos del Banco Mundial y The Economist Intelligene Unit, el 62% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza; el 12% de los adultos mayores de 15 años son analfabetos; las mujeres tienen una media de 3,9 hijos; la renta per cápita es de 1020 dólares al año y se sitúa en el puesto 144 (de 187) en el ranking mundial del Índice de Desarrollo Humano. Las cifras son igual de alarmantes cuando nos fijamos en la agricultura, la industria y en las exportaciones del país del “leve-leve”. Tienen que importar casi todo lo que consumen, el turismo es todavía demasiado incipiente y la producción de cacao ha caído de 37.000 toneladas en 1910 a 2.096 en 2011 (según datos de la FAO). Para colmo, sólo hay una minúscula fábrica de chocolate en toda la isla (que vende sus tabletas a 100.000 dobras equivalente a 4€), por lo que la mayoría de cacao que se extrae de STP se exporta directamente a Europa, evitando que el proceso de tratamiento de la materia prima y su posterior venta pueda repercutir positivamente en el país.
El sueldo medio –para los afortunados que gozan de un trabajo- son unos 50 euros mensuales, mientras que la cesta de la compra está basada en productos importados de precios desorbitados. El día a día es muy difícil en Santo Tomé y Príncipe pero los gobiernos omiten sus responsabilidades y continúan desatendiendo a la población. La educación sufre carencias cónicas pero el caso más sangrante es el de la sanidad, muy lejos de cumplir con unos estándares mínimos, con lo que se incentivan las prácticas de brujería para intentar sanar a enfermos que no tienen acceso al sistema sanitario. Así, abundan en exceso las personas con deficiencias causadas por accidentes de tráfico, inyecciones mal puestas, paludismo cerebral, ausencia de gafas de sol para proteger la vista o ataques de violencia doméstica, lo cual todavía es un tabú y un problema sin abordar.
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Frente a esta situación, y como analiza Isabel Rodríguez en su artículo Las islas del cacao buscan petróleo, “con la caída de la agricultura, las esperanzas del país están ahora depositadas en el petróleo. STP firmó en 2002 un acuerdo con Nigeria, para establecer una zona de desarrollo conjunta en el Golfo de Guinea y varias compañías internacionales se encuentran en estos momentos sondeando el fondo marino. Un primer veredicto avanzó que el petróleo, aunque de buena calidad, no existía en cantidad suficiente para ser explotado, pero los responsables políticos aguardan esperanzados noticias sobre el resto de bloques.”
Por otro lado, sorprende la gigantesca base estadounidense junto a la ciudad de Santo Tomé. La versión oficial afirma que es un gran repetidor de telecomunicaciones para toda África, pero las enormes torres con luces rojas, y la gran superficie que ocupa frente al mar generan ciertas dudas todavía por resolver. Por último, STP debe ser uno de los pocos países en el mundo donde China ha abandonado su presencia inicial. En contrapartida, Taiwan está fuertemente radicado en la isla, destinando recursos en cooperación a cambio, dicen algunos, de apoyar su petición de constituirse en nuevo miembro de la ONU. La presencia portuguesa es evidente y la no tan lejana época colonial es incluso añorada por una parte considerable de la población.
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Este escenario pesimista no llega a ocultar la vitalidad, la alegría y la esperanza de los santotomeses. Como decía Ryszard Kapuscinski en Ébano, su famoso libro sobre sus vivencias en África, los europeos vivimos presos del tiempo, mientras que los africanos conciben que el tiempo les pertenece y que ellos son los que lo dominan. Santo Tomé es un país que a pesar de las penurias logra sobrevivir. Eso sí, es más que evidente la imperiosa necesidad de en encontrar inversiones que repercutan en el bienestar de sus habitantes y de mejorar infraestructuras y servicios públicos. Un país con tantos recursos naturales, con una belleza natural casi virgen y sin conflictos bélicos, ni inseguridad ciudadana tiene la oportunidad de dar a sus ciudadanos una calidad de vida mejor. Ellos se la merecen.

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