(Publicado en PassimBlog)
Santo Tomé y Príncipe no está en el Caribe. Este país-archipiélago, formado por dos pequeñas islas en el Golfo de Guinea, enfrente de las costas de Gabón y de Guinea Ecuatorial, todavía es muy desconocido para la mayoría de la población –que frunce el ceño para intentar situar en el mapa este país- a excepción de los lusófonos. Con una superficie de 1.001 km2 (un poco más grande que la isla de Menorca) y una población de 186.000 habitantes, STP es el segundo país más pequeño deÁfrica, después de Seychelles, y se sitúa justo en el centro del mundo, donde cruza el meridiano de Greenwich con la línea del Ecuador. El lema del país es “leve-leve” (algo así como “con la calma”), y sus habitantes lo repiten como un mantra cada vez que un “branco” se pone nervioso por el ritmo de los santotomeses.
A mediados del siglo XV navegantes portugueses llegaron a estas islas, para entonces deshabitadas, y las poblaron principalmente con presos de Portugal y esclavos provenientes de Cabo Verde y Angola (además de 2000 niños de origen sefardí exiliados de España). El país es una mezcla de colores y acentos, con el portugués -con un fuerte sotaque africano- como lengua oficial pero con diferentes dialectos, como el forro, el angolar o el criollo caboverdiano que recuerdan los diversos orígenes de sus habitantes.
A pesar de que en el 1500 era el mayor productor mundial de azúcar, en el siglo XIX se introdujeron dos nuevos cultivos, el café y el cacao, y gracias a la gran fertilidad de su suelo y al clima benigno, STP llegó a ser el mayor productor de cacao del mundo en el 1908. Cuando Portugal abolió oficialmente la esclavitud en 1876, el sistema de “roças” (grandes plantaciones administradas por compañías portuguesas) siguió vigente con trabajadores remunerados, a pesar de que muy a menudo se denunciaban prácticas abusivas.
Santo Tomé y Príncipe alcanzó la independencia en 1975 tras la “Revolución de los claveles” pero la salida de los portugueses, como en tantos otros casos de descolonización, fue demasiado repentina y STP paga todavía hoy las consecuencias. El Movimiento para la Liberación de Santo Tomé y Príncipe (MLSTP), partido de corte comunista que protagonizó la lucha política por la independencia, gobernó el país durante 14 años de transición en un régimen de partido único respaldado por la Unión Soviética. La democracia multipartidista no llegó hasta 1990 y desde entonces se han sucedido 15 gobiernos, dos golpes de Estado y algunas mociones de censura.

El sueldo medio –para los afortunados que gozan de un trabajo- son unos 50 euros mensuales, mientras que la cesta de la compra está basada en productos importados de precios desorbitados. El día a día es muy difícil en Santo Tomé y Príncipe pero los gobiernos omiten sus responsabilidades y continúan desatendiendo a la población. La educación sufre carencias cónicas pero el caso más sangrante es el de la sanidad, muy lejos de cumplir con unos estándares mínimos, con lo que se incentivan las prácticas de brujería para intentar sanar a enfermos que no tienen acceso al sistema sanitario. Así, abundan en exceso las personas con deficiencias causadas por accidentes de tráfico, inyecciones mal puestas, paludismo cerebral, ausencia de gafas de sol para proteger la vista o ataques de violencia doméstica, lo cual todavía es un tabú y un problema sin abordar.
Frente a esta situación, y como analiza Isabel Rodríguez en su artículo Las islas del cacao buscan petróleo, “con la caída de la agricultura, las esperanzas del país están ahora depositadas en el petróleo. STP firmó en 2002 un acuerdo con Nigeria, para establecer una zona de desarrollo conjunta en el Golfo de Guinea y varias compañías internacionales se encuentran en estos momentos sondeando el fondo marino. Un primer veredicto avanzó que el petróleo, aunque de buena calidad, no existía en cantidad suficiente para ser explotado, pero los responsables políticos aguardan esperanzados noticias sobre el resto de bloques.”
Por otro lado, sorprende la gigantesca base estadounidense junto a la ciudad de Santo Tomé. La versión oficial afirma que es un gran repetidor de telecomunicaciones para toda África, pero las enormes torres con luces rojas, y la gran superficie que ocupa frente al mar generan ciertas dudas todavía por resolver. Por último, STP debe ser uno de los pocos países en el mundo donde China ha abandonado su presencia inicial. En contrapartida, Taiwan está fuertemente radicado en la isla, destinando recursos en cooperación a cambio, dicen algunos, de apoyar su petición de constituirse en nuevo miembro de la ONU. La presencia portuguesa es evidente y la no tan lejana época colonial es incluso añorada por una parte considerable de la población.
Este escenario pesimista no llega a ocultar la vitalidad, la alegría y la esperanza de los santotomeses. Como decía Ryszard Kapuscinski en Ébano, su famoso libro sobre sus vivencias en África, los europeos vivimos presos del tiempo, mientras que los africanos conciben que el tiempo les pertenece y que ellos son los que lo dominan. Santo Tomé es un país que a pesar de las penurias logra sobrevivir. Eso sí, es más que evidente la imperiosa necesidad de en encontrar inversiones que repercutan en el bienestar de sus habitantes y de mejorar infraestructuras y servicios públicos. Un país con tantos recursos naturales, con una belleza natural casi virgen y sin conflictos bélicos, ni inseguridad ciudadana tiene la oportunidad de dar a sus ciudadanos una calidad de vida mejor. Ellos se la merecen.
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