20 de agosto de 2012

De ruta por Croacia: el próximo socio de la UE



Acabo de volver de realizar una ruta altamente recomendable por el próximo país que va a convertirse en socio de este club tan “selecto” al que llamamos Unión Europea: Croacia. Con 4.290.612 habitantes, y  56.542 km², Croacia se convertirá en el país número 28 de la UE a partir del 1 de julio de 2013. Y ¿qué piensan los croatas de la UE? Como siempre, hay diversidad de opiniones: después de 5 años de negociaciones, se esperaba que Croacia se adhiriera entorno al año 2010, pero surgieron algunas dudas sobre la ampliación de la UE tras el rechazo de Irlanda al Tratado de Lisboa en un referéndum. No obstante, tras la aprobación y la entrada en vigor de este tratado, Croacia pudo finalizar con éxito las negociaciones sobre su entrada el 30 de junio de 2011. Así, y tras haber sido ratificado por referéndum el 22 de enero de 2012, en el que el 66% de la población croata votó por el Sí a la entrada en la UE (aunque sólo hubo una participación del 47% de los 4,5 millones de votantes). Sin embargo, hay cierto escepticismo entre la población, que en medio de la actual crisis económica y financiera que afecta a muchos de los países miembros, ven el (a pesar de que la entrada a la UE no conlleva la incorporación de la moneda común) como un problema más que como una solución. De ahí la primera foto que ilustra este post, sacada en una calle del centro histórico de Split, y en la que dice: “Tendremos que pagar el pan en euros? UE no, gracias” (traducción a cargo de mi amiga Natasa, eslovena). Después de Eslovenia, Croacia es la que mejor se ha recuperado de la disolución de Yugoslavia y espera pasar a ser la segunda ex-república yugoslava en ser miembro de la UE

La UE es un “organismo” en constante evolución, una organización que a pesar de estar pasando sus horas más bajas en cuanto a cohesión, a crecimiento, a solidaridad, sigue teniendo la ambición de crecer, de ampliarse, de incorporar a nuevos miembros (con objetivos altruistas o egoístas, según cómo se mire). ¿Hasta cuándo y dónde puede crecer la UE? Esa es la gran pregunta. 

En este marco, y después de llevar unos meses viviendo en la gris, pero a la vez excitante, capital de la UE, he realizado una ruta de dos semanas absolutamente maravillosa por la costa croata. Para los que estén interesados, detallaré los lugares más destacados de esta ruta: En primer lugar, tomamos un ferry en el puerto de San Basilio de Venecia, que en 2.45h nos llevó a Poreč, en la costa oeste de la península de Istria, famosa por su fabulosa gastronomía. De ahí bajamos hasta Pula, con su famoso anfiteatro (que nada tiene que envidiar al Coliseo de Roma), y un poco más abajo encontramos el parque Kamenjak (http://www.kamenjak.hr/), con innumerables calitas, perfectamente conservadas, y con una agua cristalina. De ahí subimos por la carretera de la costa hasta llegar a la isla de Krk, la más grande de Croacia y la única a la que se puede acceder a través de un puente. Además de ver el pueblo de Krk, visitamos Malisnka y Vrbnik , con sus espectaculares playas, pero con rocas y piedras. Para los que estén acostumbrados a las playas de arena, se recomienda que compréis unas zapatillas especiales para el agua (las venden en todas partes por 50 kunas), y una esterilla acolchada para no clavarte las piedras en la espalda. De Krk nos fuimos por la autopista (recién construida) hasta Zadar, que tiene un casco antiguo muy bonito, y de ahí hasta Split. Tomamos el famoso ferry de la compañía Jadrolinija hasta la isla de moda, Hvar, donde nos quedamos una semana para poder disfrutar con tiempo y calma de las maravillosas playas del archipiélago de Pakleni islands, y de los buenos restaurantes. 

El apartamento donde nos quedamos (muy recomendable y con una casera muy divertida, Diana), estaba dentro de una casa (que tenía 2 apartamentos más) y en el que convivimos durante una semana una eslovena, croatas, serbios, bosnios (y españoles). Es increíble poder pensar que hace 20 años pudo haber una guerra tan cruel, inhumana, violenta y, sobre todo, fratricida, entre estos pueblos que tantos años han compartido tierras, fronteras (y tantas otras cosas..).  En apariencia, no hay rastro de esa guerra, aunque seguramente las heridas todavía no están totalmente cerradas. Precisamente ese terrible episodio debe hacer recordar a la UE el vergonzoso papel que los países europeos realizaron, y lo que no debe volver a pasar nunca.

Volvimos a casa desde Split, con muchas ganas de seguir bajando por la costa croata hasta Dubrovnik, la perla del Adriático, y ya de paso, llegar a Montenegro, con sus acantilados y sus bonitas playas. Pero no hay tiempo para todo, así que será en otra ocasión. Lijepa naša domovino.

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