27 de marzo de 2012

Marruecos: couscous, medinas y sonrisas



Hablar de Marruecos es hablar de desierto, de couscous, de chilabas, de zocos, de mezquitas... pero es mucho más. He vuelto a nuestro vecino país recientemente, y esta vez visité el norte: Casablanca, Rabat, Meknes y Fez.

Lo primero que nos puede sorpender es cómo a tan poca distancia (apenas 2h de vuelo) se vive de modo tan distinto al nuestro. Y distinto quiere decir "diferente" en algunos aspectos, pero también quiere decir "peor" en otros. Así, la seguridad y los controles de los aeropuertos pueden soprendernos, pues te revisan el pasaporte y la maleta unas cuantas veces tanto al entrar como al salir (claro que no tantas como en Israel...), pero se pueden pasar líquidos! (ves a muchos turistas europeos mentalizados con la Directiva comunitaria tirar botellas de agua antes de pasar el control de seguridad). Por lo que se refiere a visitas turísticas obligatorias en estas ciudades, uno no puede dejar de visitar varios elementos:

- la Mezquita de Hassan II en Casablanca: la tercera más grande del mundo, construida para conmemorar el 60º aniversario del Rey y acabada en 1993. Está hecha ganando terreno al mar, su minarete mide 210m de alto y tiene un techo que se abre en 5minutos para que los fieles mientras rezan puedan estar en contacto con los tres elementos básicos: tierra, agua y aire. Es impresionante, pero escandaliza pensar que se han gastado 500 millones de dólares, la mayoría dinero público.

- el Mausoleo de Muhammad V (o "Mezquita inacabada) en Rabat: la idea de los almohades era crear la segunda mezquita más grande de su época (después de la iraquí de Samarra), pero el Terremoto de Lisboa de 1755 la destruyó y hoy solamente queda un conjunto de pilares destrozados y la Tour Hassan diseñada igual que la Giralda de Sevilla y la Koutoubia de Marrakech. Cerca de la Torre está el Mausoleo donde descansan los restos del abuelo y el padre del actual rey.

- Puerta Bab el-Mansour en Meknes o Mequínez: es una de las cuatro ciudades imperiales, aunque la más modesta. No es ni capital (Rabat), ni elegante centro turístico (Marrakech) ni tiene una famosa medina (Fez). Le debe toda su gloria al sultán Mulay Ismail, que reinó de manera sangrienta durante 55 años desde esta ciudad a finales del sXVII y la hizo imperial.

- Medina de Fez (Fez El-Bali): entrar por la puerta de Bab Bou Jeloud es como viajar en el tiempo. El trazado principal de la medina no ha cambiado en casi un milenio, y hoy todavía encontramos un auténtico laberinto de más de 9mil serpentantes callejuelas, callejones sin salida y zocos escondidos. A pesar de todo lo que el visitante pueda haber leído, escuchado, visto sobre la medina de Fez, es casi imposible que al llegar ahí no se sienta impresionado. El fuerte olor a especias, a carne, a cuero, a polvo de cerámica, a dulces de almendra, a "chatarra" te invade de repente mientras el guía te lleva rápidamente por callejuelas donde se ve lo inimaginable: desde burros cargando mercancías taponando una calle, hasta un indigente sin ojos, pasando por tiendas donde venden dulces y carne con grasa, vestidos y atuendos varios para la fiesta de la circunsición, una especie de creps hechos en una bola de hierro, espejos, cacerolas, tintes de pelo, hornos públicos donde cocer el pan, y un infinito etcetéra. Todo esto acompañado de centeneras de jóvenes (curiosamente pocas mujeres) que avasallan literalmente a los turistas para venderle todo tipo de objetos, con grandes dotes de idiomas, siguiéndolo durante horas. Cuando se visita a los curtidores de piel, el turisto puede tomar aliento de nuevo, eso sí, con unas hojas de menta para evitar desmayos. Desde lo alto de las casas contiguas se observa la típica imagen (la del inicio del post) con los agujeros llenos de productos para tratar y luego teñir las pieles al más puro estilo tradicional. Los curtidores se organizan de acuerdo a antiguos principios gremiales, y los trabajadores normalmente nacen en el oficio. Por desgracia, los problemas de higiene son igual de anticuados, y los problemas de salud de los trabajadores son bastante frecuentes.

Aún así, hay muchas cosas de Marruecos que todavía quedan por mejorar, en especial las cuestiones de género: las mujeres siguen siendo invisibles a pesar de ser más de la mitad de la población. A pesar de las llamadas "Primaveras árabes" del pasado año que llegaron en mayor o menor medida a todos los países de Magreb, las terrazas de los cafés de Marruecos siguen estando llenas de hombres, ni una sola mujer. Nos cuenta el guía que al actual Rey le llaman "el Rey de las mujeres" porque está haciendo grandes reformas en favor del género femenino, una de ellas fue mostrar en público a su mujer. Y después de eso hace un chiste diciendo que las mujeres marroquís son más inteligentes que las europeas porque las primeras solo sufren/trabajan en casa, mientras que las europeas "sufren" fuera y dentro de casa. Sin comentarios.

Por lo demás, entristece mucho la pobreza en la que sigue viviendo una parte muy importante de la población que no tiene estudios, ni futuro, y parece que el único modo de vida que tiene sea el turismo, el cual se ha visto resentido por las revueltas árabes y la crisis europea. Eso sí, sonríen mucho más que nosotros.

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